Las personas acomplejadas y sin ambición siempre tratan de hacer de menos los logros u objetivos de los demás.
Su envidia y resentimiento les empuja a menospreciar a aquellos que tratan de superarse. En cambio, las personas que realmente han logrado el éxito saben que hay que tomar riesgos.
Ellos saben que el camino que han recorrido ha estado plagado de errores, fracasos, pero que sin ellos, no hubiera podido llegar a dónde están. No intentar algo por miedo al fracaso ya es un fracaso en sí mismo.
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