A medida que pasan los años, las generaciones se vuelven más complicadas en ser felices. Necesitan más tablas, los celulares, la marca tal de ropa para. En nuestra época; En una esquina, un balón hecho de trapo y toda una tarde éramos más que FELICES. Una vez almorzando con un empresario importante me dijo algo que no olvidaré: “Entre más años tengas, asegúrate de tener menos peso“. Y no hablaba de mis kilos, hablaba de no llevar un peso de más, estar feliz con lo que eres, con lo que tienes, tener un corazón sano, lleno de perdón y misericordia. Cosas que no tienen precio, resulta que nos enfrascamos en ponerle precio a lo que menos tiene valor, lo material. Crecimos y: le pusimos precio a nuestras relaciones, hoy se piensa en la persona que tiene el carro, el que tiene tal trabajo y buen capital para darme una vida feliz. Y resulta que lo mal interpretaste, es que no hay PROGRESO, sin PROCESO
¡Sé feliz sin tanto cuento!
Tener quien te ame, respete y valore sin condición vale más que una buena casa, carro o relación de película. Hoy basamos ser felices en las expectativas de otras personas y no en el propósito de Dios para tu vida. Basas tu FELICIDAD en las Expectativas fallidas de otros y no en la que DIOS TE CREO Y FORMO PARA SER, pa’ lante.
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