Acá me estoy refiriendo a esos casos donde tenemos un problema tan pequeño, pero donde muchas veces nos ahogamos como dicen, en un vaso de agua y terminamos tomando decisiones que no solo nos afectan a nosotros, sino a las personas que más amamos.
El ego y el orgullo es uno de los factores de división más grande que puedan existir. Cuando solo piensas en ti, no te importa los sentimientos o la vida de los demás, simplemente quieres satisfacerte a ti mismo.
Es por eso que en las discusiones o malentendidos siempre se quiere “TENER LA RAZÓN” y sin medir las palabras o acciones terminamos hiriendo a quienes nos rodean. La próxima vez que vayas a tomar una decisión por emoción, asegúrate de dejar tu ego a un lado: ¿Esto será lo mejor para mi familia, amigos?
No dejes que la amargura nuble tu juicio y te lleve a tomar decisiones equivocadas. Nuestro enemigo esta afuera, no dentro. Y él sabe que la única manera de vencer es dividiéndonos, si permanecemos unidos, el maligno nunca podrá ver la luz del día.
¡Pa’ lante!
Gracias