¿Cuántas veces has pensado “ya no puedo más” y finalmente lo lograste? Y ¿cuántas veces el agotamiento físico o mental te hizo renunciar a un propósito que realmente anhelabas conseguir? La diferencia entre estos dos escenarios radica en la actitud que adoptamos ante una situación que parece sobrepasarnos. Por ello, cuando te canses, aprende a descansar, no a rendirte.
La perseverancia, la disciplina y la resiliencia son cualidades que no todos presentamos en el mismo grado. Sin embargo, resultan imprescindibles para continuar los esfuerzos cuando el objetivo parece cada vez más lejano.
Ante todo, permítete descansar. Acepta que se trata de un proceso en el que surgirán diversas emociones, incluidos el agotamiento y las dudas. Cuando esto ocurra, no asumas que es el final, no pienses que fallaste o que debes rendirte; tan solo necesitas descansar.
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