¿Cuántos de nosotros esta mañana al despertar dijimos: gracias Dios por permitirme abrir los ojos y ver un nuevo día?
¿Cuántos de nosotros a diario agradecemos y valoramos las bendiciones como: Un par de zapatos, una casa que nos abriga, una mesa donde sentarnos a comer, salud para trabajar o estudiar? En fin, tantos detalles que aunque parezcan simples forman nuestro día a día y nos enfrascamos en lo que va mal o lo que no nos gusta.
Agradezcamos más, seamos felices por las bendiciones, valoremos más y sigamos trabajando para obtener lo otro que decimos necesitar, sin restar mérito a lo que hoy forma parte de nuestra vida. Un día terminaremos en una caja de madera a unos metros bajo tierra y será muy tarde para todo.
No esperes ni pidas mucho; respira profundo, sonríe más y deja que la vida fluya, es muy corta.
EBK
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