Fundación San Jorge: La Promesa de un Hijo que Alimenta a 600 Almas Diarias desde hace 28 Años
- Elias Beirouti
- hace 1 hora
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Nacida en 1997, al mismo tiempo que Motos Bera, esta obra no es solo un comedor; es el cumplimiento de una promesa de vida de EBK a su difunto padre. Hoy, en La Victoria, sirven "un brillo de luz en la oscuridad" que promete no apagarse "hasta que el mar se seque".
La Victoria, Aragua. – Para entender el corazón de Motos Bera, hay que mirar atrás, exactamente 28 años. Corría el año 1997, y un joven Elias Beirouti (EBK) veía nacer su emprendimiento de motocicletas en La Victoria. Los resultados fueron inmediatos y positivos, pero el éxito comercial trajo consigo una inquietud espiritual: la necesidad de devolver esa gratitud a su entorno.
La historia cuenta que, durante una reunión con su mesa directiva en su apartamento, EBK se asomó a la ventana. La escena que vio contrastaba con la celebración de sus logros: personas buscando comida en la basura.
Lejos de ignorar la realidad, EBK llamó al condominio y tomó una decisión inusual: invitó a esas personas a subir y sentarse a la mesa a comer junto a él y sus socios. Fue en ese momento, compartiendo el pan, donde nació una promesa inquebrantable. Recordando a su padre fallecido, Jorge, EBK juró crear un comedor social en su honor.
Así nació la Fundación San Jorge.
Desde aquel "año uno", la fundación ha crecido a la par de la empresa. Hoy, ubicada en La Victoria —la ciudad natal tanto de Motos Bera como del propio Elías Beirouti—, la sede es un refugio de dignidad.
De lunes a viernes, el comedor recibe entre 400 y más de 600 personas diariamente. Allí, no solo se garantiza un plato de comida cálido a quien tenga hambre; se ofrece una atención integral. Bajo el paraguas de "Bera Salud" y "Bera Transforma", los asistentes reciben medicamentos, ayudas para el hogar, sillas de ruedas e incluso tratamientos odontológicos para devolverles la sonrisa.
El lema oficial de la fundación, "un brillo de luz en la oscuridad", describe su función social. Pero hay una frase más personal que resuena en las paredes del comedor. Cuando EBK visita el lugar para recibir los abrazos de quienes llama cariñosamente "sus abuelos de vida", les repite una sentencia que asegura el futuro de esta obra: su ayuda estará allí "hasta que el mar se seque". @eliasbeirouti 🦅

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