Si no es lo que quieres, suéltalo, si no lo cuidas, si no lo respetas, si no lo honras con tu esfuerzo y dedicación, entonces, suéltalo.
¿Alguna vez te has puesto a pensar cuantos darían lo que fuera por tener eso de lo que tú tanto te quejas? Cuántas personas esperando un órgano para poder vivir, tener piernas para correr, ojos que abrir, cuántas personas que sueñan con tener hijos y tú quejas de los tuyos. Cuántos queriendo un trabajo y tú regozando del tuyo.
Así que si no es lo que quieres, suéltalo, deja que tu pareja encuentre quien la valore y se muera por ella, deja que tus hijos encuentren quien los acompañe y les enseñe con amor, paciencia y disfrute, deja que en tu silla se siente alguien comprometido y dispuesto a dejar el alma en cada día y en cada tarea, dale, suéltalo, hazte a un lado y deja que alguien viva con amor la vida que tú desperdicias cada día, que alguien llene de gratitud lo que tú atiborras de quejas, que alguien tenga el talento para vivir lo que tú no has sabido valorar, y mientras tanto, quédate tranquilo, sentado, plácido con tu cara de culo, esperando, esperando con ansias que llegue por fin el día que tanto sueñas, ese día que suenan todos los malagradecidos, el día en que todo sea como tú quieres, un día que de ante mano lamento informarte que jamás llegará.
También aprovecho para sugerirte que de todo eso tan bonito que escribes sería bueno que aplicaras, aunque fuera por lo menos la mitad.
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