Son tus cortas expectativas las que hacen pequeña tu visión y abundancia de la vida, poco sueñas, poco tendrás.
A Dios nunca se le acaban las ganas de darte más y si para ti no es suficiente nunca lo será para el. Pidiendo, obedeciendo y agradeciendo se llega muy lejos.
Ensancha tu mente, conecta tu espíritu, dobla tus rodillas y tus bendiciones rebosarán, da más, sigue dando y jamás te faltará.
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