Chuy y EBK: La historia de un pacto inquebrantable
- Elias Beirouti
- hace 19 horas
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Para entender el dolor y la esperanza que hoy embargan a miles de seguidores, primero hay que entender la historia. No es la historia de un empresario y una obra social; es la crónica de dos almas que se encontraron.
Elias Beirouti (EBK), un hombre acostumbrado a los negocios y la velocidad, se topó un día con la pureza absoluta: Oscar Jesús Martínez, "Chuy". Un joven con síndrome de Down y una nobleza que desarma, que padece leucemia pero que nunca dejó que la enfermedad definiera su sonrisa.
"Tú eres mi familia"
La conexión fue inmediata. Lo que comenzó como una ayuda se transformó en paternidad espiritual. EBK no solo abrió su billetera, abrió su vida. Durante el último año, vimos a Chuy vivir lo que muchos sueñan: conocer el mar en las playas más hermosas, compartir la mesa en las cenas y ser tratado no como un paciente, sino como un rey.
El momento cumbre de esta relación ocurrió en la gala de los Premios Occamy’s. Cuando nombraron al Empresario del Año, EBK se hizo a un lado. "Que suba él", decidió. Y allí estaba Chuy, recibiendo el galardón, ovacionado, siendo el protagonista. Ese día, EBK le dijo al mundo que el verdadero éxito no son las motos ni las ventas, sino la capacidad de amar a quien la vida ha puesto en desventaja.
El viaje a España y el silencio del regreso
Pero el c.a. (cancer) no entiende de amor. Cuando la salud de Chuy decayó, EBK decidió jugar su carta más fuerte: "Mover cielo y tierra". Se lo llevó a España, buscando en quirófanos europeos la cura que aquí parecía imposible. Fueron varias operaciones, de esperanza, de luchar contra lo inevitable.
Sin embargo, el regreso no fue el que soñamos. Chuy volvió desahuciado. La ciencia dijo "hasta aquí".
Comprando tiempo con amor
Aquí es donde se define quién es realmente EBK. Ante un diagnóstico terminal, muchos se rinden. Él no.
Actualmente, Elias mantiene a Chuy bajo un esquema de cuidados, cubriendo cada necesidad, cada medicamento, cada segundo de asistencia para mantenerlo con nosotros un poco más. No para prolongar el sufrimiento, sino para darle todo el amor que se pueda en el tiempo que Dios disponga.
Hoy circula un video de Chuy vestido de Santa Claus, como un grito de fe y un recordatorio de por qué se está luchando. La realidad actual es de silencio y oración. Chuy está librando su batalla final, estable dentro de su gravedad, pero en un estado muy delicado.
Esta es la historia de un hombre que prometió estar "hasta que el mar se seque" y de un joven que le enseñó a ese hombre el verdadero significado de la vida. Hoy, solo pedimos una cosa: no dejen de orar. El milagro del amor entre EBK y Chuy ya es eterno.

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